8/2/17

Criminal


http://en.biomanantial.com/the-man-who-planted-trees-and-grew-happiness-a-428-en.htmlUna niña de cuatro años pasaba silenciosamente por detrás de una columna del patio de su colegio, observando bien a la que había sido su amiga, porque claro estaba que después de aquello la odiaría.
Se sentía una fugitiva,  escapando de la justicia, que en este caso eran los profesores. Si la pillaban la castigarían y no un castigo cualquiera, nada más y nada menos que quedarse de pie delante de una columna, mirando como los demás niños juegan y eso si que no lo aguantaría. No lo de ver cómo los niños juegan y ella no, para eso hay solución, simple, cierras los ojos. Era lo de estar de pie, ¡menuda tortura! Eso de aguantar quieta no se le daba bien y no podía saltar, ni sentarse; osea que estaba perdida.
Algo interrumpió sus pensamientos. Su amiga estaba sacando la prueba del crimen de su bolsita, ¡y delante había una profesora hablando con ella!
Rapidamente  nuestra pequeña fugitiva se metió en los baños sin ver de cuál se trataba, por suerte era el de chicas. Se metió en uno cualquiera, cerró la puerta sin candar, cómo le había enseñado su madre y esperó a que sonara la campana que sentenciaría el fin del recreo.
Sin duda no volvería a comerse las galletas de su ´´amiga``. 

Paula Mansillas

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